La fatídica erupción del volcán se produjo el día 24 de agosto del año 79 d.C. y duró hasta el día siguiente. Las gigantescas nubes de ceniza. lava y piedra pómez que expulsó barrieron por completo las ciudades de Pompeya, Herculano y Stabia, dejándolas enterradas bajo varios metros de residuos volcánicos. Por todo el área en el que actuaron los materiales expulsados por el Vesubio murieron miles de personas, tanto jóvenes como viejos, ricos y pobres, o asfixiados o aplastados, demostrando que siempre hay algo que iguala a todos los seres humanos: la muerte.
Pero, ¿por qué la nube de ceniza sólo afectó a un área tan reducida en lugar de afectar a un determinado radio a su alrededor? Debido a la dirección del viento, que esa mañana soplaba hacia el Sureste, condenando a Pompeya, Oplontis y Stabia al olvido más absoluto durante varios siglos.
Por aquella época, nadie se había enfrentado aún a un fenómeno de tales características, por lo que no sabían qué estaba ocurriendo exactamente. Al no saber si lo que ocurría era realmente peligroso o se trataba simplemente de una extraña lluvia de piedras, muchos ciudadanos se quedaron en su casa, pensando que eran el mejor refugio... hasta que los techos comenzaron a ceder bajo el enorme peso. A lo sumo, algunos ciudadanos los achacaron a algún castigo divino e intentaron huir, pero no todos lo consiguieron.
No sabríamos nada de lo ocurrido aquel día de no ser por Plinio el Joven, sobrino de Plinio el Viejo, que observaron la erupción desde la ciudad de Miseno, al Oeste del Vesubio. En su afán por descubrir qué estaba ocurriendo, Plinio el Viejo se dirigió en barco hacia el Vesubio, con el propósito de rescatar a los superviviendes y de estudiar el fenómeno, lo que resultó ser su perdición, pues murió tras haber inhalado los gases tóxicos que expulsaba el Vesubio. Debido a los estudios realizados por su sobrino Plinio el Joven, podemos determinar qué ocurrió exactamente aquel día, en un fenómeno que ha sido catalogado como erupción vesubiana.